La ermita de San Bartolomé de Ucero es un patrimonio que debe ser conservado como es debido. El mal estado de conservación en el que se encuentra el templo debe ser abordado con urgencia, pero con sumo cuidado para no alterar una construcción que ha llegado a nuestros días prácticamente intacta, tal y como fue concebida a principios del siglo XIII, y de ahí su enorme importancia. Uno de los objetivos de nuestro estudio fue determinar si la losa de la salud se encuentra en su ubicación original, la misma que podemos observar en la actualidad. La alineación solar que se produciría en el solsticio de invierno entre el rosetón y la losa de la salud y la que se daría en los equinoccios entre ésta y una de las saeteras del ábside así parece indicarlo. Una posición que no fue alterada cuando a finales del siglo XIX se realizaron unas reformas que pasaron por cambiar el pavimento, añadiendo unas gradas en la capilla de la Virgen de la Salud que casi llegan a ocultar la losa de la salud, empotrada bajo el primero de los escalones.

Reconstrucción del perfil del óculo y recreación de la alineación solar con la losa de la salud en el solsticio de invierno.

A día de hoy aún no hemos podido certificar los cálculos que realizamos en su día porque la ermita se encuentra cerrada en las fechas que se producen las alineaciones solares y no hemos conseguido los permisos correspondientes, aunque hemos realizado observaciones en otras épocas del año que nos han ayudado a calibrar el modelo y las medidas tomadas en nuestros trabajo de campo. Nos hemos limitado a aplicar la lógica y el cálculo en función de las medidas del templo y la ubicación de la losa de la salud.

Quizás pronto salgamos de dudas y la declaración de Bien de Interés Cultural nos permita visitar el templo en las fechas indicadas y así podamos profundizar en el conocimiento de la claves constructivas y simbólicas que el maestro de San Bartolomé de Ucero dejó escritas en forma de libro labrado en la piedra. 

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