El folclore recoge leyendas muy antiguas, ecos de veladas intuiciones que, generación tras generación, se han transmitido de forma oral. En ocasiones, si uno se fija con atención, el hilo conductor es la creencia en la existencia de algún tipo de conocimiento perdido; de un símbolo que ya no se sabe interpretar y cuyo auténtico significado escapa a nuestra comprensión. Como escribe Juan García Atienza en uno de sus libros, «el convento del valle del río Lobos está encadenado a una tradición religiosa presente en aquella zona desde los albores de la humanidad. Forma parte de uno de los núcleos mágicos tradicionales de la península, de uno de esos lugares en los que se han ido sucediendo, a través de los tiempos, cultos, prodigios, milagros y fenómenos que escapan a la explicación racional, y misterios celosamente guardados por piedras que aún no han consentido en revelar el secreto que ocultan». Con el ánimo de aclarar si había algo de cierto en las historias que se cuentan sobre la losa de la salud, iniciamos un pequeño trabajo de campo para verificar, si teóricamente, la alineación en el solsticio de invierno a la que se refiere la tradición, puede llegar a producirse. Cuando menos, estas notas pueden resultar de interés como apuntes para una aproximación a la problemática que plantea el estudio de las alineaciones astronómicas en las construcciones del pasado y abrir el camino para nuevos trabajos.
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El presente artículo es un resumen ampliado del estudio que realizamos en la ermita de San Bartolomé de Ucero, en la provincia de Soria, presentando los resultados de una investigación sobre los juegos de luces que se producen en el interior del recinto. Entre ellos, y de ser cierta la hipótesis que planteábamos, uno de los más destacados es el que se daría durante el solsticio de invierno. Ese día, cerca del mediodía solar, la luz que atraviesa el óculo de la fachada meridional del crucero se proyecta sobre el pavimento incidiendo en una losa que se distingue del resto porque en ella tallaron el bajorrelieve de una cruz patada.
Para realizar el seguimiento de los juegos de luces que se producen en la iglesia románica empleamos una metodología basada en la aplicación de cómputos gnomónicos en función de su orientación y dimensiones por lo que, de confirmarse, estaríamos en condiciones de poder afirmar que algunos de estos efectos luminosos son producto de una rigurosa planificación. Las fotografías que nos ha enviado, la última de las cuales fue tomada 12 días antes de que se produzca la teórica alineación, muestran que la posición del disco solar es la esperada para las fechas según vaticinaban los cálculos.
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Louis Charpentier escribe en su libro sobre los orígenes del Camino de Santiago que «en la semejanza de los petroglifos gallegos y los signos lapidarios de los constructores reside el mayor misterio del Camino y, posiblemente, la solución a los numerosos enigmas que éste dibuja». Efectivamente, de las ruedas solares prehistóricas al crismón medieval, símbolo por excelencia de los gremios de constructores nos encontramos con la pervivencia de ciertas figuras, como en este caso el círculo y la cruz inscrita, cuyos principios constitutivos tienen mucho que ver con la geometría y su aplicación en astronomía para el cómputo del tiempo y la medida del espacio que con el tiempo se convirtieron en las bases de la ciencia de la construcción.
Todos estos conocimientos de carácter empírico, conformaron las bases de los primeros modelos científicos que permitieron anticipar acontecimientos temporales y fueron preservados y transmitidos por los sacerdotes egipcios a los sabios del mundo greco-romano, hasta llegar a los constructores de las catedrales góticas medievales. Curiosamente, las marcas de cantero medievales reproducen los mismos esquemas plásticos que formaron parte de las preocupaciones del ser humano desde tiempos inmemoriales, cuando el hecho de labrar la piedra era algo más que un oficio y se convertía en un acto trascendente, en un mensaje destinado a ser recordado mucho más allá de la vida de su autor.
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La lápida fundacional del Rey Silo se encuentra en la iglesia de Santianes de Pravia, en Asturias. La losa original era una piedra caliza con unas dimensiones de 52,96 cm de largo por 42,15 cm de ancho y un espesor de 12 cm formada por 19 columnas y 15 filas con 285 letras grabadas en capital romana con la frase «SILO PRINCEPS FECIT» (lo hizo el príncipe Silo). Partiendo de la "S" central la combinación de las letras de columnas y filas dan un resultado total de 45.760 repeticiones de la frase.
La piedra actual está situada sobre el dintel de la puerta de entrada de Santianes en el mismo lugar que la original; destruida por Fernando Salas en 1662 a raíz de un pleito con los feligreses de la parroquia por el derecho de enterramiento en el templo. De la losa original se conserva sólo un fragmento de 18,5 cm x 16,5 cm y 12 cm de grosor.
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La nave mayor de la catedral de Mallorca se encuentra orientada 120° al Sureste tomando el Polo Norte como referencia. En cada uno de sus extremos hay sendos rosetones; el que apunta al este, llamado gran óculo por ser uno de los mayores de Europa con sus 13 metros de diámetro, y el situado a poniente. Debido a esta orientación, el 2 de febrero, para la Candelaria, y el 11 de noviembre se produce una efecto lumínico que no deja indiferente a nadie.
Poco después del amanecer, los rayos solares que penetran por el rosetón de la Capilla de la Trinidad atraviesan la nave mayor de un extremo a otro hasta salir por el rosetón occidental. Es todo un espectáculo contemplar el efecto desde el exterior de la catedral. El rosetón situado a poniente se ilumina lentamente en la penumbra a medida que el sol asciende por el horizonte. En el interior, la luz filtrada por las vidrieras del rosetón, momentos de salir, se proyecta sobre los muros de poniente formando un espectacular caleidoscopio de vivos colores.
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En la historia de las Ideas, como en aquélla del Arte, la búsqueda de la armonía y de los patrones geométricos que gobiernan lo Bello, ha sido y sigue siendo el “Leitmotiv” de gran parte de la especulación artística. Es una preocupación ontológica que arrastra al hombre a buscar y descubrir la compleja tesitura que construye y constituye el “Mundo”.
Durante generaciones y desde que el vástago primigenio salió de las cavernas, el hombre ha contado, reunido y seriado consciente e inconscientemente los ritmos de la naturaleza. Y emulando a los Dioses, ha construido, a su imagen y semejanza, evocaciones del Logos. Ha edificado Arquitecturas que antes de ser de piedra han sido manifestación de ese pulso antiguo y saturnal que gobierna el orden universal de las cosas.
De ahí que a través de los tiempos la humanidad haya descubierto herramientas físicas y metafísicas, como la matemática y el número. Y que mediante ellas desarrollase la poderosa aquiescencia divina de la Geometría, también llamada el lenguaje de Dios.
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