La lápida fundacional del Rey Silo se encuentra en la iglesia de Santianes de Pravia, en Asturias. La losa original era una piedra caliza con unas dimensiones de 52,96 cm de largo por 42,15 cm de ancho y un espesor de 12 cm formada por 19 columnas y 15 filas con 285 letras grabadas en capital romana con la frase «SILO PRINCEPS FECIT» (lo hizo el príncipe Silo). Partiendo de la "S" central la combinación de las letras de columnas y filas dan un resultado total de 45.760 repeticiones de la frase. La piedra actual está situada sobre el dintel de la puerta de entrada de Santianes en el mismo lugar que la original; destruida por Fernando Salas en 1662 a raíz de un pleito con los feligreses de la parroquia por el derecho de enterramiento en el templo. De la losa original se conserva sólo un fragmento de 18,5 cm x 16,5 cm y 12 cm de grosor. Si tomamos las filas entre las columnas tenemos 19/15 = 1,2667, que es una proporción muy próxima, empleando números enteros, a 14/11 = 1,272, esto es, la aproximación más exacta a la raíz cuadrada del Número de Oro. Pero aún hay más. Tomemos ahora las medidas totales que se desprenden de su reconstrucción. Así tenemos, en centímetros, 52,96/42,15 = 1,256. Se trata de un rectángulo cuya razón es ¡la raíz cuadrada del Número de Oro! Tanto los ordinales como las dimensiones de la losa del rey Silo nos remiten al mismo cociente. ¿Una casualidad?
Esta razón, es decir, la raíz cuadrada del Número de Oro (o raíz de Phi) es la proporción que podemos observar en la Gran Pirámide de Keops entre la mitad de la base y la altura. Herodoto ya hizo alusión a esta interesante propiedad geométrica de la Gran Pirámide como se muestra en la siguiente imagen.
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Si algo sabemos de la tradición de la arquitectura sagrada es que está basada en una filosofía de trabajo donde no hay espacio para lo casual. En este sentido, es posible rastrear su presencia a lo largo y ancho del planeta en todos los grandes monumentos de la antigüedad. No sería descabellado pensar que parte de esos conocimientos, heredados por los Colegia Fabrorum romanos y transmitidos a través de la arquitectura bizantina, hubiesen llegado hasta los constructores de la Edad Media.
Eso no quiere decir que forzosamente exista ninguna vinculación entre la Gran Pirámide y la lápida del rey Silo, pero sí que hay una serie de principios geométricos que han vertebrado la historia de la arquitectura. En este sentido, aunque el autor de la lápida no conociese los escritos de Herodoto donde menciona que los antiguos egipcios construyeron la Gran Pirámide de tal forma que el área de cada una de las caras triangulares laterales coincidiera con el área de un cuadrado de lado igual a la altura, bien pudiera haber llegado a esa proporción por otros caminos. De lo que no cabe duda es que la lápida del rey Silo es otro ejemplo más de la importancia que tenían el número y la proporción en la arquitectura de antigüedad, como en el caso de esta pieza, en donde los ordinales-filas se corresponden con las proporciones-dimensiones (19/15 ≈ 52,96/42,15 cm).
© Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell