La identidad entre los petroglifos prehistóricos y las marcas de cantería medievales
Louis Charpentier escribe en su libro sobre los orígenes del Camino de Santiago que «en la semejanza de los petroglifos gallegos y los signos lapidarios de los constructores reside el mayor misterio del Camino y, posiblemente, la solución a los numerosos enigmas que éste dibuja». Efectivamente, de las ruedas solares prehistóricas al crismón medieval, símbolo por excelencia de los gremios de constructores nos encontramos con la pervivencia de ciertas figuras, como el círculo y la cruz inscrita, cuyos principios constitutivos tienen mucho que ver con la geometría y su aplicación en astronomía para el cómputo del tiempo que con el tiempo se convirtieron en las bases de la ciencia de la construcción. Todos estos conocimientos de carácter empírico, conformaron las bases de los primeros modelos científicos que permitieron anticipar acontecimientos temporales y fueron preservados y transmitidos por los sacerdotes egipcios a los sabios del mundo greco-romano y de éstos a los constructores medievales. Curiosamente, las marcas de cantería medievales reproducen los mismos esquemas que formaron parte de las preocupaciones del ser humano desde tiempos inmemoriales, cuando el hecho de labrar la piedra era algo más que un oficio y se convertía en un acto trascendente, en un mensaje destinado a ser recordado mucho más allá de la vida de su autor.